La música desde muy jovencita fue el mejor lenguaje que encontré para comunicarme conmigo misma y con los demás, el mundo de los sonidos mágicos que desplegaba mis fortalezas e interactuaba con mi contenido emocional, motor de todo.
Al principio, el foco lo puse en formarme como cantante de ópera en la Escuela Superior de Canto en Madrid , después llegaron los estudios en Pedagogía Musical pero… yo ya tocaba las tablas de diversos escenarios que me hacían conectar con esas destrezas que le pertenecen al arte y al alma en total sintonía, años de andanzas artísticas hasta que toqué la cima del Teatro Real en Madrid.
Agradecida al templo de la Ópera, fueron años jugando en la primera división de la música clásica con las maravillas que todo ello me aportaba, pero …como soy inquieta, curiosa y observadora buscaba incesante herramientas para conectar con el mundo del desarrollo personal, con ese rinconcito donde busco lo espiritual, lo más humano y profundo de donde siento parte todo.
Ahí llegaron estudios en Psicología Positiva, Kinesiología, Acupuntura, Thetahealing, entre otras técnicas de la arquitectura física, emocional y energética…hasta que un día dos palabras resonantes hicieron el match perfecto: Música y Terapia.
De cabeza estudié el Máster en Musicoterapia, una auténtica revolución de pasión donde el propósito del para qué de la música como proceso terapéutico se hacía realidad.
Hoy me dedico a ello en cuerpo y alma, siento una gran devoción por mi misión desde la doble vertiente de mi trabajo en Diversidad Funcional y con mi propia aportación, mi proyecto personal, el Método Vibria®, que nace para aportar recursos, acompañar y facilitar procesos y experiencias terapéuticas a través de los muchos beneficios que nos aportan las Frecuencias, la Resonancia, la Vibración y donde el Sonido llega donde las palabras no pueden llegar.
Iria Rajal
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